Nadando un poco (Rebbeca)

Era sábado por la mañana, y tras acabar de hacer las cosas, me aburría en casa. Además hoy me apetecía nadar un poco, y se me había ocurrido ir a mi gruta submarina, a ser por unas horas simplemente Sophie la sirena. Así que tras llegar a la playa, me asegure de que no hubiera nadie cerca y corrí hasta el agua con una enorme sonrisa en el rostro. Cuando me transforme en sirena, me zambullí en el agua y utilizando mi velocidad de sirena en el agua, nade disfrutando de la sensación de la velocidad del agua en mi rostro, hacia tanto que no me sumergía en el mar.. Al poco llegue hasta la grieta submarina de la gruta de la isla de Mako y la cruce, nadando hacia la superficie de la gruta.

Tras salir a la superficie, me dirigí al borde y suspire hondo, dejándome de caer en el. Este lugar me encantaba. Pero me extraño mucho ver una silueta salir a la superficie poco después que yo, al comprobar que era sirena, una sonrisa se extendió en mi rostro, hacia mucho que no me encontraba con una, tras mi marcha de Atlántica.
-Buenos días. -La salude sonriendo.

Sonrió mirándola al ver que se presentó.
-Bueno, yo tampoco sabía que había alguien más aquí, pero hay sitio para ambas. Yo soy Sophie, encantada. ¿Cómo prefieres, Rebe o Emma? -Pregunte mirándola sonriendo.

Sonreí estrechando su mano educadamente mientras la escuchaba.
-Gracias Rebe. Tu cola también es muy linda. -Dije observándola bien antes de sonreír al escuchar que hacía mucho que no veía otra sirena- Bueno, yo también hace, unos meses. Tras mudarme al pueblecito este de aquí al lado. Ya que me crie en Atlántica. Tú también, supongo, ¿no? -Pregunte mirándola, aunque lo cierto era que no me sonaba su cara, no creía haberla visto por allí.

Sonreí al oírla, pero me extraño mucho que no conociera personalmente Atlántica, pues de conocerla, no me preguntaría por ella.
-Bueno, es preciosa. Es como una ciudad pero dentro del agua, obviamente. Las calles suelen estar limpias, las casas no son como las de una ciudad normal, más bien como cuevas submarinas, pero más grandes y espaciosas, y mucho más acogedoras, están hechas artificialmente, por supuesto. Todo tiene un brillo especial allí, es una ciudad mágica. ¿No has ido nunca? -Pregunte mirándola extrañada, tras contarle un poco sobre Atlántica.

La mire preocupada, ese “pero...” no había sonado muy bien.
-¿Pero qué? ¿Ocurre algo? -Pregunte mirándola, con la preocupación en mi rostro. ¿Pero…? ¿Había algún motivo por el cual no pudiera ir allí? No acababa de entenderlo.

La mire curiosa, pero preocupada, aunque asentí. Supongo que era normal, acabábamos de conocernos y es lógico que si hay algo que no quiera contarme, es totalmente lógico.
-De acuerdo. Y dime, ¿de dónde eres? ¿O llevas en Costa Luna mucho tiempo? -Dije mirándola sonriendo, cambiando de tema. Si no quería hablar de algo, no la iba a obligar.

Asentí sonriendo. No me sonaba el pueblo, pero tampoco no conocía muchos sitios del mundo humano.
-Yo también llegue a Costa Luna hace poquito, hace unos meses. Me vine en septiembre para estudiar en la universidad de aquí. Y antes donde vivía era en Atlántica. -Dije sonriendo mirándola.

La miro algo extrañada pero observo el cielo aún soleado.
-¿Y eso porque? Además, será cerca de medio día, aún quedan muchas horas de luz. -Dije mirandola de nuevo. ¿Que escondía está chica?