Aclarando las ideas (Verona, libre)

Justo hace nada acababa de dejar a mi nuevo jefe, ya lo había hablado todo con él, y ahora me tocaba hablar con Alastor, y pedirle que fuera a firmar como mi tutor legal, pero no tenía ánimos de eso aún. Así que vague por las calles un rato hasta que me adentre en el bosque y corrí a mi velocidad natural aprovechando que estaba sola y no me vería nadie. No tenía rumbo fijo, pero acabe llegando a un prado que desconocía, y me detuve a contemplarlo, era hermoso.

Un prado. Uno de esos en los que te tumbas y ya parece que ni estas ahí. Me gustaban y en Londres no había demasiados. Por lo menos no los llegué a descubrir. Por otra parte, no sé como, pero en los últimos días me había pasado el tiempo en sitios como este. Que si bosque, que si prado. Oh sí que estaba necesitada de naturaleza. Aunque me pasaba el tiempo tumbada, que también tenía tela la cosa.

Hice un amago de levantarme y lo iba a hacer, en serio que sí. Pero finalmente la vagancia me pudo y acabé tumbandome otra vez. Mal. Ya me decía mi madre que el fin del mundo llegaría y yo estaría echándome una siesta. En este caso no había sido el fin del mundo, pero en ese momento que yo me había tumbado una cosa -también vista como persona- salió de la nada. ▬ ¿Y tú de dónde demonios has salido? ▬ pregunté anonadada. Si sólo habían sido un par de segundos, no le habría dado tiempo de llegar caminando, no ,de ninguna manera. Me levanté -finalmente- y me acerqué a ella por si no se llegaba a verme o algo.

Estaba tan sumida en mis pensamientos que ni me percate de la presencia de alguien más en el prado hasta que la vi acercarse a mí, tras preguntar que de donde había salido. Realmente era idiota, debería haber sido más precavida antes de entrar en un prado a mi velocidad natural. Sonreí amable mirando a la chica, que no entendía que raza era, no tenía esencia angélica, ni demoniaca, ni humana, que eran las razas que conocía únicamente. ¿Que era?

-Buenos días. En realidad estaba aquí caminando un poco, y simplemente llegue a este prado. Es hermoso, ¿verdad? -Pregunte sonriendo, tratando de desviar el tema de como llegue aquí.

¿Tenía cara de tonta? No ahora en serio. ¿Por qué estúpida razón la gente me tomaba con rodeos y demás cosas? Venga ya. Ni un pobre niño de cinco años se creería que tu llegaste ahí andando. - Oh y encima me sonries. Venga, riete en mi supuesta cara de inocente! - Ya me había cabreado. - Sí sí, precioso. Pero tú aquí no llegaste andando. - Le dije algo molesta. - Veamos pequeña, las dos sabemos que no somos lo que definiría el diccionario como "normales"... ¿así que , qué tal si satisfaces mi curiosidad y me dices qué eres? - esperaba que esta vez si me enterara de lo que quería. Por lo visto la gente se había empeñado en ocultarme la verdad últimamente y eso era inadmisible.

La escuche, y mi sonrisa se borró automáticamente. La había molestado, pero se supone que debía ocultar el secreto a la gente, y no sabía que ella no era humana.
-Lo siento, no sabía que tú tampoco no eras “normal”. Debo ocultar el secreto. -Dije bajando la vista, sintiéndome mal por ello, ya estaba preocupada por hablar con Alastor, y ahora molestaba a una chica- Mi nombre es Catherine Moore, y soy un ángel. -Dije alzando la vista de nuevo, con una leve sonrisa. Hoy no era mi mejor día, aun no me sentía bien por el local donde trabajaría.

¿Un ángel? No tenía ni idea de que fueran a ser reales. Me refiero a que estén por aquí en la tierra y todo. ¿No deberían estar en el cielo tocando el harpa y flotando felizmente en las nubes? Le miro la cara de inocente y arrepentida que tiene y por un momento, muy pequeño, me llego a sentir culpable.

¿Ocultar el secreto? ¿De quién? No tengo conocimiento de que haya alguien cazando seres paranormales . Bueno, pensándolo bien , hasta ese momento mi idea de ángel era un bebé desnudo con alas. Ah no, que ese es Cupido. ▬ Mi nombre es Verona, soy una loba y muerdo. Echa a correr. ▬ comento riéndome por ese último comentario. Espero que no se lo tomé en cuenta. Es decir me hará bien correr un poco, pero está claro que con unas alas será fácil llevarme ventaja. ▬ ¿Y de quién te tienes que ocultar? ▬ pregunto intentando parecer seria, aunque me sigo riendo de lo anterior.

Escucho que se presenta como Verona, diciendo también que era una loba y mordía, y que echara a correr, pero se estaba riendo, así que supuse que no lo decía en serio y sonreí mirándola, por lo menos me distraería un rato hablando. Me pregunto qué de quien tenía que ocultarme y arquee una ceja, sorprendida por la pregunta.
-Bueno, de los humanos, supongo. Solo somos “mitos y leyendas”, debemos seguir ocultando que en realidad somos reales, o eso me enseñaron mis padres. Si yo fuera diciendo por ahí que soy un ángel acabaría encerrada por loca o Dios sabe lo que harían si descubrieran que digo la verdad. Algunos humanos pueden llegar a ser muy crueles. -Explique sonriendo.

Visto lo visto a la angelita no le hizo demasiada gracia mi broma maestra. Tomo nota : mejorar mi inexistente sentido del humor. Escuché con atención lo que decía y le di la razón en cierta manera. Llevaba viviendo más de 30 años y no había escuchado ni siquiera un rumor de la existencia de estos seres celestiales. O quizás vivía yo muy en mi mundo, que era lo más seguro. Humanos crueles. Sí los conocía yo muy bien. ▬ Ah sí. Malditos humanos. A mi me tomaban por mono de feria. Bueno lobo en este caso. ▬ dije indignada. Aunque era gracioso. Los odiaba pero yo me lo pasaba mejor que ellos. Ah, como echaba de menos esos tiempos. ▬ ¿ Y tienes alas? ¿Puedo verlas? Porfii ▬ puse mis mejores ojos de cachorrito esperando que recibiera un sí. ▬ Prometo ser amable contigo el resto de mi vida ▬ Oh, esa era una promesa que dudaba que llegaría a cumplir, pero no todos los días se ve un ángel. Por mentir un poco no pasaba nada y eh. Podía intentarlo.

Asentí encogiéndome de hombros, algunos humanos eran realmente crueles, aunque no todos eran así, gracias a Dios, algunos eran agradables. No pude evitar sonreír al oír su pregunta y después su petición de ver mis alas. Tras eso prometió ser amable el resto de su vida.
-Claro, no hay problema. -Dije sonriendo mientras observaba mi entorno, asegurándome de que no había nadie más que pudiera verme. Tras ver que estábamos solas, saque mis alas. Eran un par de alas blancas, pero no como salían en los libros como alas de plumas, sino más bien como chorros de luz que caían en cascadas con la forma de alas, no eran tangibles, pero tampoco opacas, sino algo entre medias.

Mi boca se abrió formando una gran 'o' al ver aquello. Me sentía como un niño al que le habían enseñado una casa de chuches, sí algo a lo Hänsel und Gretel pero sin la bruja. Sin duda era lo más puro y precioso que había visto en mi vida. Aunque me esperaba algo más con plumas. Leyendas... siempre fastidiando.

Sacudí la cabeza para volver en mi cuando caí en que parecía una idiota y que probablemente la chica lo había visto. ▬ Son ... bonitas. ▬ murmuré ocultando mi gran entusiasmo. Intentaba reprimir mis ansias de mirar, mirar y seguir mirando y luego tocar, aunque no estaba segura de poder. Me acerqué a ella por detrás , aún admirándolas. Pasé la mano y fue como tocar ..¿el aire? Sí, parecía estúpida dándole palmaditas al aire.

Sonreí al ver su asombro, desde luego, no se lo esperaba. Dijo que eran bonitas, pero se le notaba muy sorprendida. Se acercó a mí por detrás, para observarlas mejor supuse.

-Gracias, a mí me gustan mucho, estoy orgullosa de ellas. -Dije sonriendo, mientras me quedaba quieta, para que ella pudiera curiosear lo que quisiera, ya que no me molestaba. Es más, me alagaba que le gustaran. Parecía que estaba intentando tocarlas, aunque obviamente no podría, eran inmateriales.

Normal que estuviera orgullosa. Yo también estaba orgullosa de mis perfectos colmillos y mi pelaje anaranjado. Era algo que no se veía todos los días , como tampoco sus alas. En ese momento me saltó la duda de si todos esos niños buenos que conocí a lo largo de mi vida eran ángeles que ocultaban su identidad y yo de mientras gritando a diestro y siniestro que soy una loba.

▬ Como para no estarlo. ▬ murmuré sonriendo. Volví a ponerme delante de ella y luego me tumbé. ▬ ¿Eres de aquí? De la isla digo. ▬ pregunté titubeante . Es un ángel y según leyendas deberían estar en el cielo, así que ya ni sabía que creer o que no.

Sonreí al escucharla y asentí viendo que tras volver a ponerse delante de mí, se tumbó. Escondí mis alas, mientras escuchaba su pregunta y negué con la cabeza, sentándome yo también, y me deje de caer sobre mis brazos, observando el cielo, sin llegar a estar tumbada por completo.

-No, aunque en realidad sí. Veras, nací aquí hace muchos años, pero me he trasladado muchas veces, y hace poco me mude aquí por mi cuenta, sola sin padres. -Dije sonriendo cerrando los ojos, disfrutando de la tranquilidad de este prado.