Tomando un respiro en un bar (Libre)

Estaba perdida... bueno, o eso creía... no conocía nada y desde que me había despertado seguía igual... Tenía hambre, las tripas me rugían. Miré en la mochila que llevaba y que había visto cuando me desperté: tenía unos billetes y supongo que eso me serviría para pagar algo, ¿no? Al menos eso era lo que había visto, al entrar en un bar... otra chica había pagado con unos billetes de esos. Me senté en un lugar cerca de la entrada, se notaba que estaba perdida en aquel lugar.

Cogí un papel donde habían algunas fotos de algo que parecía comida y cuando un hombre vino y me preguntó qué quería, le señalé una de las fotos. Él me preguntó si lo que quería eran brownies y yo simplemente asentí con la cabeza, sonriendo ampliamente con ilusión: sería la primera vez que los probaba... o eso era lo que creía. No sabía por qué, pero me preguntó si tenía con qué pagarlo y yo volví a asentir con la cabeza. Quizás era porque lo que llevaba puesto, mi ropa, tenía alguna parte que estaba rota y manchada...

Cuando el hombre aquel se fue apoyé mi mejilla sobre mi mano, que tenía el codo sobre la mesa y miré alrededor, con curiosidad. En mi mochila también llevaba una cajita de música, pero reprimí las ganas de sacarla y escuchar esa melodía justo ahí... Como ninguno hacía nada parecido... supuse que a lo mejor no estaba bien.

Me quedé un momento mirando a la gente, fijamente y con curiosidad, fijándome en sus movimientos. Me di cuenta de que muchas mujeres tenían las piernas cruzadas, así que me senté como ellas, pensando que sería lo más normal. Miré al camarero cuando vino con mi brownie, cuando fui a buscar el dinero me hizo que no hacía falta. ¿Ahí no se tenía que pagar para comer? Probé un trozo de aquella cosa que había pedido porque me había parecido bonita en la foto, pero no era igual en la foto que en la realidad...

Sonreí ampliamente al probarlo, como una niña, realmente estaba delicioso y sabía.. esto... ¿dulce? Me mordí el labio inferior suavemente mientras vi a una persona que me había mirado antes, sonrojada levemente. Llevé una mano hacia la mochila y acaricié la cajita de música sin sacarla de la mochila, preguntándome después de irme de aquí a dónde iría... dónde pasaría la noche... porque seguro que aquí no me dejaban quedar. Suspiré levemente, algo entristecida y murmuré levemente - Tengo miedo...

Volví a comer otro trozo del brownie, pensativa aunque no pensaba mucho en nada... No sabía cómo había podido pronunciar esas dos palabras,, ignoraba que las supiera y me quedé con cara de sorprendida cuando las dije, en voz baja. Volví a mirar hacia donde vi el chico que me había mirado una vez, parecía que estuviera pensando... Y yo no me cortaba en mirar a la gente con curiosidad, sin apartar la mirada de ellos. Aunque suponía que eso no debería hacerse pero... no sé... ¿qué debía hacer en esa situación? ¿Qué era lo correcto?

Me mordí el labio inferior suavemente, todavía pensativa mientras miraba a ese chico. Le sonreí levemente, había sido una de las pocas personas que me habían mirado y que en su mirada no aparecía desprecio o algo parecido... ¿Quizás era por la ropa? O... no sé... Dejé de sonreír un momento, mirando el suelo pensativa, notando mi estómago todavía vacío pero tenía un nudo en la garganta. Cerré los ojos un momento y algo parecido a un recuerdo pasó fugazmente por mis ojos; solo era una cosa con teclas, blancas y negras y que hacía música... un... ¿piano? Me encogí de hombros, en fin...

Me fijé en que el chico aquel me hizo un gesto con la mano, lo miré confundida y miré a donde él señalaba. Había un hombre grande, corpulento, que venía hacia mí. Vi que el chico aquel señalaba su mesa... ¿querría que fuera con él? Pero... ¿y si iba y él no quería eso? Volví a mirar al hombre grande y pensé que sería mejor estar alejada de aquella persona por lo que cogí mi mochila y, cojeando un poco, fui hacia la mesa del chico que me había mirado. Lo miré con curiosidad y sonreí ampliamente, mirándolo como si le pidiera permiso para sentarme.

Aunque no entendía por qué había hecho eso... el hombre no parecía malo o algo parecido... o quizás sí, nunca había visto a un hombre malo. Además, creía que nadie era malo... o eso era lo que había creído durante años. Solía apuntar mis pensamientos y solo gracias a eso ahora sabía lo que antes había pensado.

Me senté en una silla a su lado cuando me dijo de sentarme. - Ho... hola -dije sonriéndole ampliamente mientras dejaba la mochila en el suelo, a mis pies... Aunque sin saber si hacía lo correcto dejándola ahí. Miré al chico pensativa, pero sin dejar de sonreír - Soy... Evangeline -me presenté, pensando que eso era lo correcto y lo normal. Desde que había despertado, lo único que había hecho había sido caminar sin rumbo y leer el diario que escribía, aunque a veces les preguntaba a personas que parecían amables qué ponía en alguna parte del diario y así hasta aprendía palabras.

Pensé un momento en qué contestar cuando oí que dijo que pidiera lo que quisiera, sin preocuparme por el precio... Miré otra vez el papel con fotos y señalé unas cosas que el camarero, en voz baja, llamó gofres. Me encogí de hombros, pensativa. El camarero preguntó si quería algo más. Miré al chico y luego volví a mirar al camarero, negando con la cabeza.

- Uh... -cuando el camarero se fue, me dispuse a contestar a Alastor- Pu-pues... No lo sé... No... No lo recuerdo... -dije insegura, mirando el suelo y luego volví a mirar a Alastor- Me... me gusta tu nombre -dije de pronto, con una sonrisa en los labios.

Me sonrojé cuando dijo que le gustaba mi nombre, sonriéndole todavía, ampliamente.

- Pues... n-no recuerdo casi nada -dije pensativa-. Solo que... vengo de un internado pero... ¡No quiero volver! -dije haciendo un pequeño puchero, tenía esa sensación cuando recordé el internado... la sensación de que quería escapar y no pisar aquel lugar nunca más.

- Y... no, no recuerdo a nadie... pero tengo una... esto... -pensé en cómo se llamaba- libreta... donde apuntaba cosas... pero algunas palabras no las entiendo -dije apoyando la mejilla en la mesa, algo desanimada, pero cuando vi que el camarero volvía con la comida volví a levantar la cabeza y miré a Alastor- Yo... siento que te tengas que... que gastar esto... dinero... por mí... no quiero ser una molestia

Sonreí feliz cuando me dijo que no tenía que volver si no quería - Gracias -susurré bajito, sonriendo todavía. Miré al camarero mientras dejaba el plato sobre la mesa, con unos cubiertos. Casi sin fijarme en si me miraba o no, cogí el tenedor y el cuchillo y corté un trozo. Cogía mal el tenedor, pero es que si lo cogía bien se me escapaba... además, se lo había visto hacer a una niña y parecía efectivo.

Miré a Alastor metiéndome el trozo de gofre en la boca, escuchándolo. - No sé si entenderás mi letra...a veces es... es... ilegible -dije no muy segura de haber dicho la palabra bien- y ni siquiera yo me entiendo... - pero me hacía feliz que me propusiera su ayuda, y lo abracé sonriendo, sin poder evitarlo. Supongo que perder la memoria me había hecho ser más impulsiva en los gestos y demás...

Me separé de él, sonrojada levemente pero alegre porque me había correspondido al abrazo... No todas las desconocidas te abrazan y tú les correspondes al abrazo. Quiero decir... creo que no era lo normal, no había visto a nadie haciéndolo.

- Pues... no, no tengo ningún lugar donde alojarme y... tengo... creo que tengo diecisiete años... -le respondí a su pregunta, lo miré ladeando suavemente la cabeza hacia un lado y sonriendo- ¿Y tú? -le pregunté con curiosidad.

Volví a mirar el gofre y corté otro trozo, para después comérmelo. Tenía una especie de salsa marrón dulce {chocolate}. Miré a Alastor y señalando la salsa aquella le pregunté: - ¿Qué es?

Seguí comiendo el gofre, sonriendo mientras lo escuchaba. Dijo que tenía una casa en el bosque, el bosque me gustaba... fue el primer lugar que había visto al despertarme.

- Me gusta el bosque -dije sonriendo-. Es todo verde y es muy bonito... Pero prefiero ver el cielo, las estrellas, las... constelaciones... recuerdo que eso me gustaba mucho -dije mirándolo con una sonrisa. Cuando me respondió pensé un momento.

- Me gusta el chocolate -dije animada. Me encantaba el sabor del chocolate. Volví a comer otro trozo del gofre, estaba buenísimo.

Pensé un momento sobre si quedarme en su casa o no... No quería ser una molestia. - Yo... no quiero ser una mo-molestia, Alastor... -le dije, aunque él dijo antes que no era ninguna molestia pero igual me daba miedo serlo.

- ¡Genial! Así podré comer muchas cosas con chocolate -dije riendo suavemente. Me comí el último trozo del gofre, ahora dejaba de tener hambre, por fin... No recordaba la última vez que había comido.-. ¿Puedo hacerte una pregunta...? -pregunté pero no esperé su respuesta- ¿Por qué me dijiste de venir aquí? -le pregunté mirándolo con curiosidad.

Asentí con la cabeza - Entonces... me harías un gran favor si pudiera quedarme en tu casa... al menos una noche -dije sonriendo-. ¡Y te enseñaré mi cajita de música! -dije sonriendo animadamente.

Vi que se ponía algo serio pero no perdía la sonrisa y lo escuché con atención - ¿Meterse... conmigo? Pero... yo no le hice nada -dije algo entristecida, a lo mejor en realidad no se iba a meter conmigo... pero si él lo decía seguramente fuera verdad... -. ¿Por qué quería meterse con alguien? -pensé un momento. Las personas que querían hacer infelices a las demás era porque eran infelices, seguramente... ¿no?