Pasando el rato (Alastor)

Sonrei encogiendome de hombros. También era verdad que el podía secarse con sus esferas de luz.
-Pues también puedes bañarte así. -Dije sonriendo cuando llegamos a la playa, me quite las zapatillas y las cogí en mis manos dejando que mis pies descalzos notaran la arena. Camine por la arena saltando la mochila en la arena seca y justo al lado mis zapatillas. Quizás fuera una tontería, pero casi podía notar que el agua me llamaba.

Cuando volví a mi forma humana me puse de pie y eché a caminar escuchando que el me seguía. Escuche su pregunta y asenti sonriendo. Ibamos de camino a un riachuelo por el cual tras cruzarlo se llegaba a un claro, como un pequeño prado precioso.
-Sí, como la palma de mi mano. Te voy a enseñar un prado que hay cruzando un riachuelo. Aunque lo mejor es la gruta subterránea, que está atravesando una grieta de un poco más allá del prado. Aunque la manera de atravesarla no es muy cómoda. -Dije riendo un poco.

Sonreí asintiendo y seguí caminando pero note que algo tiraba de mí y caí sobre Alastor que se había caído al suelo. Me puse muy nerviosa y me levante corriendo, pero sacudí la cabeza.
-No... no pasa nada, tranquilo. ¿Estás bien? -Pregunte tendiendo mi mano, para ayudarlo a levantarse. Notaba mi corazón acelerado, y de seguro que estaría bastante ruborizada, solo esperaba que él no lo notara.

Lo mire aún más ruborizada cuando tras levantarse, puso la mano en mi mejilla y escuche su comentario. Me sorprendió bastante, el que no se hubiera dado cuenta el motivo por el cual mi rubor. Negue con la cabeza, bajando la vista.
-No, no hace falta. No es daño, Alastor. ¿Vamos? -Dije tratando de cambiar de tema, observando mi entorno para situarme.

Suspire hondo, pues sabía que se preocuparia hasta que no se me quitara el rubor, y eso me pondría nerviosa. Así que me gire un poco, mirándolo aún más nerviosa.
-Alastor estoy bien, sólo es rubor, nervios. -Expliqué dándome la vuelta y eché a caminar, esperando que me siguiera y no preguntara más, pues me daba demasiada vergüenza para responderle. Me concentre y ya se escuchaba el riachuelo, casi habíamos llegado al río.

Continúe caminando agradecida de que no me hubiera preguntado nada y suspire enormemente aliviada. Al poco rato llegamos al riachuelo y me detuve sonriendo mientras observaba más allá del rio, ya casi habíamos llegado al prado.
-Pues si, además ya queda poco para llegar al prado. -Dije sonriendo y baje mi mano en dirección al agua, apartándola, dejando un camino seco, obviamente no iba a mojarme ahora. Cruce por el camino seco sin apartar la mano en dirección al agua, cualquier despiste y volvería a ser sirena en cuestión de segundos.

Conseguí cruzar sin mojarme y sonreí realmente bien, y relaje mi mano dejando que el agua volviera a su cauce normal. Continúe caminando mientras lo escuchaba a él, caminaba en silencio, tras de mí. A los minutos de pasar el rio, llegamos a un claro y me abrí paso entre las últimas ramas hasta que me detuve justo en el borde del claro. Sonreí admirando el claro, ¿cuántas mañanas o tardes había pasado aquí?
-¿Te gusta? -Pregunte sonriendo mirándolo.

Sonreí al escucharlo y asentí mientras daba unos cuantos pasos hacia el claro, observando el entorno. Me traía muy gratos recuerdos, había pasado muchos momentos aquí, tras descubrir esta isla con tan solo 11 años a partir de la gruta subterránea.
-Es un sitio casi mágico. Llevo viendo a esta isla desde los 11 años. Aquí me siento como en casa. Jamás traje a nadie a esta isla, debes sentirte afortunado. -Dije sonriendo girándome hacia el al decir esto último.

Sonreí al escucharlo y me encogí de hombros, me alegraba haberlo traído aquí. Paseaba por el claro, agachándome a observar algunas flores que había repartidas por el claro. Alce la vista al escucharlo y lo vi tumbado, observando el cielo. Sonreí acercándome a donde estaba el y me tumbe a su lado, observando las nubes y el cielo en general.
-Ya he venido muchas veces a este claro, pero jamás me cansare de tumbarme y observar el cielo. Es un paisaje precioso y tiene una vista estupenda. -Dije sonriendo.

Sonreí asintiendo, desde luego era una suerte encontrar un sitio así, agradecia haber dado con está isla tan especial en muchos sentidos, tanto por los lugares que tenía como por su soledad y tranquilidad. Escuche lo que dijo y me ruborice levemente, encogiendome de hombros.
-Bueno, soy una sirena, está en mi naturaleza amar todo lo referente a la naturaleza. -Expliqué sonriendo.

Sonreí escuchándolo.
-Me alegro mucho que te guste. Yo en realidad, no vivo muy lejos de mi hogar, pero siempre quise formar parte del mundo humano. Soy curiosa por naturaleza, y explorar algo nuevo me fascina. Y además me alegro de haber venido, he conocido buena gente. -Dije sonriendo feliz y cerré los ojos, sintiendo únicamente la brisa fresca en mi piel, era agradable- Aunque para lugares fascinantes, la gruta submarina. No puedo evitarlo, como sirena que soy, tiendo más por el agua. -Dije sonriendo.

Sonreí al escucharlo y asenti.
-Bueno, todo tiene sus misterios y secretos, ¿no? -Dije abriendo los ojos, viendo que estaba mirándome. Escuche lo que dijo y no pude evitar entristecerme al pensarlo- No quiero que te vayas. Es decir, te echaría mucho de menos. -Dije mirándolo pero sonreí un poco.

Sonreí más animada al escucharlo, y lo mire al escuchar que yo estaba más guapa cuando sonreía, me ruborice levemente pero sacudí la cabeza, yo no me consideraba guapa.
-No es cierto, pero gracias de todos modos. Cuando quieras te enseño la gruta subterránea. -Dije sonriendo mientras observaba sus ojos, que ahora que los miraba bien, eran preciosos.

Asentí pensativa, en realidad llevaba razón, los ángeles eran demasiado buenos para mentir.
-Cierto, gracias.. -Titubee algo ruborizada mientras veía que se ponía de pie y me tendía la mano para ayudar a levantarme. Cogí su mano y me levanté del cesped, antes de soltarla, demasiado nerviosa. Observe mi entorno para situarme y eché a caminar tras señalar una dirección.- Sígueme, es por aquí.